13 diciembre, 2008

Navidad, falsedad cristiana

Cabalgando tenemos sobre nosotros nochebuena, navidad, nochevieja y los reyes majos. Todas unas fechas festivas que ya se vienen encomiando desde hace más de un mes desde la mercadotecnia. Y siempre surgen las dos caras de la polémica.

Una, que estas fiestas tan solo son un mecanismo del más puro consumismo y despilfarro. En el que prima los regalos de navidad y la hipocresía de las buenas acciones. Mientras que la otra, es la religiosa. Un debate que se ve hoy, cuando vemos que estas fiestas populares se intentan desmarcar del control de la Iglesia, y se buscan formulas laicas. Y aquí surge la falsedad cristiana.

Muchos católicos devotos hacen muchos espavientos cada ven que se menciona una Navidad profana, popular, no-cristiana. Y te sueltan eso de “Se llama navidad, por el nacimiento del niño Jesús”…. Ciertamente, si se celebra el nacimiento de un dios, pero no el de Cristo, sino el de un dios solar pagano, no cristiano.

La Biblia nunca menciona que Jesús naciera un 25 de Diciembre. Además, muchos estudiosos de las escrituras sagradas afirman que es imposible que los hechos acaeciesen en el invierno del hemisferio norte. Basándose en las costumbre relatadas sobre los pastores. Pero curiosamente, en todas las culturas precristianas sí se celebraba el nacimiento del sol después del solsticio de invierno.

Entonces, hoy día aun nos quieren hacer creer que celebramos el nacimiento del Jesús mesiánico judeocristiano. Cuando es realmente una festividad ancestral, popular y agrícola de los pueblos.

Y otro apunte, para aquellos que quieran defender o recobrar el sentido autentico de la navidad, sería de mención que los llamamos villancicos no eran originariamente religiosos ni sobre la natividad. Aunque en otros idiomas como el anglosajón, los denominen “christmas carols” en castellano viene de los villanos. Es decir, de las composiciones musicales de los aldeanos de las villas.
Por lo que ya sabéis, nadie os podrá recriminar estar celebrando una fiesta del conservadurismo católico ni cantar una canción navideña sin el cajonero del niño Jesús.